Asombra saber que existen personas que desestiman la importancia del arte y la creación. Como si las actividades de esta naturaleza serían prescindibles y desligadas de la utilidad cotidiana. Asombra también la ausencia de espacios donde estas actividades puedan llevarse a acabo.
Freud aborda en muchas oportunidades la relación de los procesos psíquicos con la angustia. Dice por ejemplo que la angustia se produce por una percepción de una situación de peligro y habla de un "crecimiento de la tensión de la necesidad...". Dice también Freud que "...las magnitudes de estímulo alcanzan proporciones muy displacientes, sin encontrar un aprovechamiento psíquico que las domine, ni derivación alguna...". Es decir que la angustia, que es el afecto constitutivo del sujeto humano, afecto mas importante aun que la tristeza, esa angustia puede encontrar una salida o como le llama Freud, una derivación. Una derivación en procesos psíquicos, es decir, y dentro de estos procesos psíquicos podemos incluir todo aquello que tenga que ver con la palabra y el pensamiento. Por supuesto habrá que ver caso por caso, pero podemos pensar desde un nivel teórico general las posibles salidas de la angustia a través de dispositivos simbólicos, que bien puede ser el espacio analítico, pero no es el único. Fuera del espacio estrictamente analítico debería promoverse los espacios donde los sujetos encuentren la posibilidad de un lazo, un lazo ya sea con la palabra misma (recordemos que la dimensión de la palabra está ausente por ejemplo en los ataques de pánico, tan frecuentes hoy en día), o bien un lazo al Otro, sea este Otro un sujeto, una institución, un discurso.
Si no hay lazo lo que vamos a tener, como bien lo observamos todos los días, son las manifestaciones de la pulsión de muerte. Es te es uno de los aportes del psicoanálisis a todo aquello que tenga que ver con el campo social.