viernes, 4 de mayo de 2018

Los artistas (2da parte)

En diferentes momentos de la vida no hay nada mejor para estar acompañado que la buena música. Hay dos géneros de música, decía alguien por ahí, la buena y la mala.

Al igual que la lectura, la música nos acompaña. Nunca lo tomé como un hobby, esa palabra horrible. Sino como algo muy serio. Solía pasar mucho tiempo por ejemplo escuchando un solo tema, concentrándome en cada uno de sus instrumentos, o averiguando quienes eran los partícipes del disco. El productor, el baterista, el arreglador, etc.

Un tiempo fue Fito Paez, que fue puerta de entrada para escuchar a Charly García, lo cual conduce generalmente a Spinetta. De cada uno escuchar todos sus discos, seguir una progresión, su evolución artística. Luego leer las entrevistas, conocer su vida, su pensamiento, anécdotas. Era y es algo que uno lo toma con muchísimo interés.

Pienso que puede haber dos cosas, que leí en Lacan, y si lo entendí bien, podrían ser las siguientes. El comentario sobre los kátharos, en el seminario 6. Y el de los ídolos, en el seminario 8.

Sobre los kátharos, de donde deriva la palabra catarsis, Lacan comenta que por un lado tiene un signficado en Hipócrates que es la elminación de las descargas, un término médico que indicaba retorno a lo normal. Pero sobre todo un sentido de purificación. La catarsis tiene el efecto que tenía en las obras de tragedia, una ceremonia de purificación. Dice Lacan que en Aristóteles ya se encuentra el término catarsis en referencia a la música ya que esta produce un apaciguamiento en el sujeto. Un apaciguamiento y a la vez un entusiasmo. La música, el entusiasmo, el apaciguamiento, fueron temas de debate en la sabiduria antigua. Habría en la música un efecto dionisíaco (Dionisio, divinidad del vino, del placer sensual). Al parecer, Lacan opone el estado de entusiasmo a otro estado que es el del patético. El patético es el que está preso del miedo y la piedad. Entonces en la música hay un apaciguamiento por el placer.

Por otro lado la cuestión de los ídolos, que Lacan menciona en el seminario 8 sobre la transferencia. Está dentro del capítulo sobre el Agalma. Agalma es una palabra que se menciona en la obra El banquete de Platón y Lacan comenta sus diversos significados. 

Ornamento, adorno, y al pronunciar "adornarse" en francés suena de la misma forma que "protegerse". Engalanarse. Agalma, una noción propiamente analítica, dice Lacan. Podría decirse que el agalma es un ornamento, pero que a la vez contiene algo en su interior. Ejemplos de lo agalmático para los sujetos podrían ser la riqueza, el oro, los objetos que podrían considerarse divinos.

Lo interesante aquí es que el agalma produce efectos sorprendentes sobre aquellos que están fascinados por ellos. Lacan dice, "hace caer bajo las órdenes de quien los posee". Algo similar a la magia. Y también dice que "es algo a cuyo alrededor se encuentran toda clase de efectos". En este punto Lacan menciona al ídolo, "cuyo alrededor sucede algo".

Se puede ver entonces que alrededor de catarsis y agalma son los temas del cual gira el amor por nuestros artistas.

domingo, 22 de abril de 2018

Angustia y comunidad



Psicoanálisis y civilización
Angustia y comunidad, dos términos que comprometen al psicoanálisis. Aparentemente  la primera, más que la segunda. Aunque esto es relativo si tenemos en cuenta que una comunidad se forma por sujetos y por identificaciones. El ser hablante no tiene identidad. Para ser, hay que identificarse.

 Freud, en El malestar en la cultura refiere que las relaciones con los otros constituyen una de las fuentes del sufrimiento humano, quizás el más doloroso (1). En Análisis terminable e interminable dirá que el sujeto humano, masculino, no podrá vencer nunca la lucha contra su actitud pasiva o femenina frente a otro varón (2). Entonces la adjudicación al psicoanálisis de ser un tratamiento “intrapsíquico”  o individual no tiene en cuenta que tanto Freud como Lacan pensaron al sujeto en su relación con los otros y con un Otro.

Lacan también pensó lo social, estimo, en términos de civilización. Nuestra civilización está atravesada por el discurso de la Ciencia. El sujeto moderno, el sujeto de la ciencia, es el mismo sujeto del que se ocupa el psicoanálisis. El sostenimiento del psicoanálisis depende, en cierta manera, no de transformarlo en una ciencia, según los cánones de una ciencia ideal. Sino que la ciencia pueda integrar al psicoanálisis. Introducir en el “pienso, luego existo” cartesiano, el “soy donde no pienso” lacaniano.

Dice Lacan en Posición del inconsciente;

“…es no evitando las implicaciones éticas de nuestra praxis en la deontología y en el debate científico como se desenmascarará al alma bella” (3).

Entonces nos encontramos con algunas cuestiones. El sujeto y lo social, el sujeto y la ciencia, que para el psicoanálisis son términos que se implican. Como afirma Ernesto Sinatra:

No hay efectos de estructura por un lado y efectos de la modernidad por el otro. Ya la Psicología de las masas freudiana rompió con la ilusión de tal dicotomía individuo-sociedad, al demostrar que lo mas exterior al individuo, el líder amado, constituye en verdad, el interior más preciado del sujeto…”(4).

Podemos plantearnos entonces algunas preguntas. Sobre el lugar del psicoanálisis en lo social, sobre la lectura de lo social que puede hacer el psicoanálisis y sobre qué posición como analista cabe asumir ante la civilización.




Marzo, 2011


Notas:
*    Extracto de Angustia y comunidad que fue presentado como aporte en la 8ª clase del seminario teórico – clínico “Los signos del goce” organizado por el Instituto Oscar Masotta – CID Santiago del Estero.
1-       Sigmund Freud: “El malestar en la cultura”, 1929 [1930], Tomo III,  Ed. Biblioteca Nueva,
Pág. 3025
2-       Sigmund Freud:  Análisis terminable e interminable”, 1937, op.cit; Pág. 3664
3-       Jacques Lacan: Posición del inconsciente”, 1960, en Escritos 2, Ed. Siglo XXI, 2008, pág. 796
4-       Ernesto Sinatra: “¿Todo sobre las drogas?”  Ed. Grama, 2010, Pág. 20